Sabueso de San Huberto (Bloodhound)

Introducción:
El Perro de San Huberto, o Bloodhound como se le conoce en inglés, es considerado el rey de los sabuesos y una de las razas más puras que existen por dos motivos: es el prototipo ideal de un perro de rastro y es el progenitor de gran parte de las razas de sabuesos.Esta raza posee el mejor olfato del mundo canino, este perro es el rastreador sin par, siendo el preferido en la búsqueda de personas. Desde el siglo XIV ya era empleado con tal propósito y actualmente se utiliza tanto para perseguir criminales como para encontrar personas perdidas en los bosques y otros lugares. Existen episodios de casos donde estos perros han comenzado la búsqueda aun siete días después que las personas se han desaparecido, llegando los perros a encontrarlas.

Historia de la Raza:
El Perro de San Huberto ha sido identificado en una plancha de terracota encontrada en Babilonia y que data de 2000 años antes de Cristo. Igualmente han sido descubiertos relieves en el palacio del rey de Nineveh (Asiria) con 700 años antes de Cristo, que hacen creer en el posible cruce con los molosos provenientes de Asia. Así, según algunos autores, el Perro de San Huberto tiene un origen remoto que sería el Oriente Medio, desde el que fue introducido a Europa, por los caballeros cruzados. Ya en Europa su cría fue llevada a cabo por los monjes de la abadía de Andain en las Ardenas belgas, donde ya era el tipo con el que San Huberto cazaba en el siglo VII (Chien de Saint Hubert), y que se considera el ejemplar con las características actuales.
Cuenta una leyenda popular que el noble François Hubert se encontraba cazando un viernes santo acompañado de unos perros de olfato infalible. Mientras rondaba por el bosque buscando presas, el gentil hombre tuvo una rara visión, vio a un ciervo sobre cuya hermosa cornamenta brillaba la cruz de Jesucristo. Impresionado, abandonó para siempre su vida laica y se dedicó a la contemplación. Fundó la abadía, fue obispo de Lieja y mucho más tarde Patrón de los cazadores. Su monasterio se levantó en las Ardenas y fue durante siglos el lugar de cría de perros para caza, que desde entonces recibieron el nombre de perros de San Huberto. Actualmente, en esta zona todavía se hace la bendición a los perros de caza justo cuando empieza la temporada de caza de venados, y el primero que se bendice es precisamente el Bloodhound.
Este perro también fue el rey de las jaurías de diversos monarcas franceses con los mejores ejemplares regalados por los monjes de la Abadía. Esta raza que llegó a ser la favorita de los reyes franceses, fue introducida en Inglaterra en 1066 por Guillermo, el Conquistador. Se cree que así llegó el BloodHound a Inglaterra, haciéndose tan popular en los concursos ingleses que los británicos reclamaron el origen de la raza, aunque la FCI ha reconocido a Bélgica como país de origen. Su título inglés, Blood-Hound, deriva probablemente de su notable capacidad olfativa a la hora de localizar presas heridas, a su pertenencia a una raza asociada con la "sangre azul" de la aristocracia, o la referencia a “Bloodhorse” que significa “pura sangre”. La meticulosa crianza a que fueron sometidos en este país a lo largo de varios siglos dio como resultado el Bloodhound que hoy conocemos.

Descripción:
Es el perro de rastreo de mayor tamaño, de talla grande y voluminosa. Presenta un porte cuadrado con patas robustas. Su andar es pausado y majestuoso, sus pasos son elásticos, libres y balanceados, con pisadas firmes. En la cabeza destaca su expresión triste y melancólica, en gran parte debido a los pliegues faciales, delgados y extremamente sueltos. Otro rasgo destacado son sus muy largas orejas, de piel suave y agradable al tacto. Colocadas bajo en la cabeza, el perro las mantiene caídas a ambos lados de la cabeza.
En esta raza la cabeza constituye uno de los rasgos más característicos, es estrecha en proporción con su longitud y larga en proporción con el cuerpo, se adelgaza muy ligeramente desde la frente hasta la punta del hocico, en tal forma que, visto de arriba y de frente, tiene la apariencia de haber sido aplanada a los lados y de estar de un ancho casi igual en toda su longitud; visto de perfil, la línea superior del cráneo está casi en el mismo plano que la cara anterior. Tiene el cuello largo, bien musculoso, de una estructura que le permite seguir la pista con la nariz cerca del suelo y sin disminuir la velocidad de su carrera y con una papada muy desarrollada. Sus ojos son de color castaño oscuro, hundidos profundamente en las órbitas, con los párpados inferiores muy caídos, y mostrando la mucosa ocular. El hocico no es prolongado y ancho. La piel es suelta y cae a los lados, es sumamente rugosa en la frente y en las mejillas. Se prefiere la mordida de tijera (al cerrar la boca los dientes de abajo descansan en la parte interior de los de arriba), pero se permite que la mordida sea de nivel (donde los dientes de la mandíbula inferior caen perfectamente bajo los dientes de la mandíbula superior). Su nariz de sabueso presenta fosas nasales grandes, abiertas, de color negro.
Presenta un tórax amplio y profundo, costillas bien arqueadas y el pecho descendente entre los miembros anteriores formando una quilla ancha y profunda. Tiene espalda recta, ancha y fuerte y vientre levemente retraído. Las patas delanteras deben de ser rectas y fuertes. Las patas traseras son fuertes. Tiene pies redondeados. La cola es larga y afilada en la punta, de implantación media, la suele llevar erguida. El pelo es corto y tupido y de color base crema leonado, combinado muy habitualmente con grandes manchas oscuras (normalmente negro y ocasionalmente hígado).

Temperamento:
De carácter extremadamente afectuoso, el San Huberto es dotado de cierto aire de solemnidad pero es amigable y bondadoso. Encantador y simpático, es algo tímido por naturaleza y muy sensible a la bondad o corrección de su amo. Es un animal muy amistoso, bueno con los niños, y usualmente se lleva muy bien con otras mascotas. Estos perros no son nada feroces, tienen un ladrido melodioso y son adiestrables sin problemas aunque se resienten con facilidad, hay que darles órdenes verbales cortas. La raza tiende a ser obstinada y necesita un entrenamiento firme, pero gentil.
Muy vigoroso al aire libre, es un animal encantador con una nariz sin igual, es un gran seguidor de pistas y no mata a su presa. Una vez que ha encontrado un rastro, será incapaz de prestar atención a ninguna otra cosa, incluida la llamada de su amo. Se recomienda que siempre que se saque de la casa sea llevado con una correa ya que en el caso que sus instintos de sabueso se despierten, en su persecución no hay quien lo alcance o detenga.

Observaciones:
Suele aullar, roncar y por su forma de ser, este perro es uno de los que babean, llenando la casa de su saliva. El Perro de San Huberto tiene un olor a perro característico que puede desagradar a algunas personas. Aséelo un poco con un guante para perros de caza. Su corto pelo no requiere cuidados excesivos, pero es exigente respecto al ejercicio, del que necesita grandes dosis.
Hay que llevarlo al veterinario a menudo ya que al siempre estar oliendo el suelo recoge muchas bacterias. Hay que examinar periódicamente sus largas orejas y tener especial cuidado con las afecciones del estómago. Una grave enfermedad a la cual está expuesta esta raza y que puede provocar la muerte si no se cura a tiempo, es la piroplasmosis, una afección de la sangre cuyo germen es transmitido por parásitos que pueden cobijarse en las orejas. Infórmese también acerca de la afección llamada entropión (los párpados tienden a darse la vuelta hacia adentro y las pestañas lastiman el ojo). El Perro de San Huberto suele tener camadas de seis a diez perritos. Vive de promedio 10 a 12 años.