Perro de Castro Laboreiro

Introducción:
La región del Castro Laboreiro se sitúa en el extremo norte de Portugal, rodeada por España a norte, este y sur. Con la Sierra de la Peneda confiriéndole un escenario pictórico único, es una región montañosa, agreste, donde es difícil vivir. Sus habitantes se han dedicado, desde siempre, al pastoreo. Pero el aislamiento y el tipo de subsistencia han llevado rápidamente al brotar de un tipo de perro de características muy específicas, que lo distinguen de las restantes razas del mismo país.
No es fácil reconocer inmediatamente su origen, pero se puede afirmar algunos ancestrales similares con el Callejero del Alentejo y el Sierra de la Estrella. Su origen podría estar en el altiplanicie Tibetano, de donde se ha dispersado para toda la Europa, como lo que ha pasado con el Sierra de la Estrella. Sin embargo, nos parece más sencillo describir su origen de otro modo: ha sido el Hombre, habitante de la región desde la prehistoria, que a partir del contacto con animales bravos, ha domesticado el lobo y creado esta raza.
Naturalmente, esta domesticación no ha sido premeditada. Lo que probablemente se ha pasado es que los cazadores han recogido crías indefensas, tras la muerte de sus padres, para que pudieran servir de alimento en días de escasez. Pero los pequeños animales, inicialmente tímidos y recelosos, se han convertido rápidamente en juguetes vivos e inquietos, que los niños aceptaran. La fiera ha perdido sus mitos y se ha integrado en el grupo
Las mutaciones genéticas, como consecuencia de la selección natural de los que aparentaban ser más flojos y mal adaptados, de la propia selección ejercida por el Hombre que eliminaba los menos interesantes funcional y morfológicamente, y del aislamiento que ha evitado la contaminación genética con sangre extrañas, que ha forzado a cruzamientos consanguíneos fijadores del tipo, han hecho el resto.
Esta es, por tanto, una raza muy antigua que mantiene todavía características lupinas, como son determinadas reacciones temperamentales y, en algunos ejemplares, el color amarillo de los ojos. La región no posee grandes pastos y los rebaños son necesariamente pequeños; algunas ovejas, una o dos vacas y un caballo constituyen los bienes animales de la familia. Así, no hace tanta falta un perro pastor, sino un perro que defienda el ganado que se queda a los terrenos de pastoreo, confiándolo exclusivamente a su guardia.
En este terreno podemos presenciar comportamientos típicos del perro de Castro Laboreiro: empieza por correr el local buscando a algún enemigo escondido y sólo después se acuesta junto al ganado, continuamente guardándolo. Si este rebaño es compuesto por ovejas y animales de otras especies, se coloca junto a ellas porque sabe que son más vulnerables como presas favoritas de los predadores.
De una grande pureza étnica, la raza ha visto romperse el aislamiento de la región, debido al mejoramiento de la accesibilidad, recelándose por su “abastardamiento” a través de la introducción de sangres extrañas. Aquí, es de elogiar la acción del párroco de Castro Laboreira, Padre Aníbal Rodrigues, que conciente del valor cultural representado por esta raza, la supe preservar a través de los numerosos consejos transmitidos y esfuerzos despendidos en ese sentido. Se ha tornado difícil de seguir esta tarea, ya que cada vez más crecía la aculturación resultante de los emigrantes de la región en los países de acogimiento, de donde viene la falta de respeto por los valores tradicionales.
El Clube Portugués de Creación de Perros sigue colaborando en la preservación de la raza en su solar, a través de la organización anual, desde 1954, de concursos que tienen como finalidad orientar la gente de la región en la elección de reproductores más interesantes cuanto a las características étnicas. El padrón de la raza es de la autoria del Prof. Dr. Manuel Fernandes Marques, fruto de la observación de un grande número de ejemplares, que constituye la base para cualquier valorización del valor morfológico de los ejemplares. Aunque sea relativamente poco conocida e injustamente mal apreciada en el resto del país, es difundida sobretodo en la región miñota.
Esta tendencia sigue siendo contrariada por su expansión por el resto del país. Si analizamos la evolución del porcentaje de registros en el LOP relativo al total de registros, se constata una disminución después del año de 1960. En la década de 80, se verifica alguna recuperación, sobretodo con el interés de algunos creadores perros y, posteriormente, debido a la acción del clube de la raza.

Descripción:
Es un perro que suele ser rectilíneo, lupóide tipo amastinado. Es indispensable para la protección del ganado contra los ataques de los lobos, que todavía existen en las inmediaciones del solar. Es una centinela ideal para vigilar constantemente sobre los puntos que le han sido confiados, rondándolos con frecuencia. Es un animal vigoroso, de un conjunto morfológico agradable y algunas veces vistoso pelaje.
Tiene un latir muy característico, muy alto, empezando con tonos variables, pero en general graves y terminando en agudos prolongados, recordando los aullidos lupinos. Su cabeza es de tamaño regular, denotando ligereza y no empastamiento, bien guarnecida de tegumento, pero sin rugas. La cabeza es lo que define la raza, debiendo obedecer estrictamente al padrón en vigor. Orejas regulares, poco espesas y de forma ligeramente triangular, pero redondeadas en la punta; pendientes, de inserción un poco arriba de la media, cayendo naturalmente y paralelamente de un lado y otro de la cabeza.
Cuando el animal está atento, su oreja se torna adelante, quedándose la cara externa en posición anterior. Sus ojos son oblicuos, a la superficie de la órbita, amigdaliformes, de tamaño medio, iguales y bien abiertos, de expresión severa y ruda; el color es el marrón, en varias tonalidades, desde el claro, en pelajes más abiertos, hasta el casi negro en pelajes más saturados. Maxilares potentes y bien apretados, boca hendida de labios regulares, no pendientes y nada carnudos, ajustándose bien y de comisuras poco aparentes. Los dientes son enteros, blandos, fuertes, adaptándose bien y bien implantados en maxilares poderosamente musculosos. Se admite también la dentición en tijera.
Su cuello es recto y bien constituido, corto, de anchura proporcional, bien conectado con el tronco y de buena inserción cefálica, facultándole a la cabeza un porte altivo, sin pleguilla. El pecho es en forma de ojiva, elevado, ancho y regularmente profundo. En la línea superior, el dorso es horizontal y de largura regular; la región lomar es fuerte, ancha, corta, musculosa, conectándose harmoniosamente a la grupa, siguiéndole con un plano de suave inclinación. En la línea inferior, el vientre es poco voluminoso, sino ligeramente retraído, mostrando una sensible diferencia de nivel entre las regiones xifoidea y de la pubis, resultando en una línea inferior de apreciable inclinación desde el esternón a las virillas.
La cola es entera, desciendo hasta el corvejón cuando el animal está tranquilo; en forma de puñal, de porte airoso, siguiéndose a la grupa en una bella línea de inserción, más elevada que la media, y naturalmente caída entre las nalgas felpudas, pero destacándose entre ellas. Si el anima se queda excitado, la cola ultrapasa la línea del dorso, se inclina arriba, adelante y un poco para el lado, pero nunca abajo en trompa. Los miembros anteriores y posteriores son bastante correctos de aplomos en todos los cuatro miembros, cuando vistos de tras y delante. Cuando vistos de perfil la corrección se mantiene en los anteriores, pero en los posteriores la línea del corvejón abajo se inclina un poco delante de la vertical.
La osada es bien desarrollada y cubierta de músculos, especialmente en el brazo y muslos. Sus pies son proporcionales a su corpulencia y más redondeados que largos, asimilándose con el pié felino. Sus movimientos poseen una locomoción rítmica y fácil; su paso es normal y por veces trabado, excepto se algo lo hace a moverse más rápidamente (a trote o galope).

Temperamento:
Compañero leal y tierno para sus dueños, tiene un genio noble y expresión severa y ruda, denotándose la rusticidad del montañés. De andamiento desembarazado, ágil, resistente y nervioso, se revela frecuentemente hostil, aunque no sea muy camorrista.
Puede ser un poco agresivo con extraños y, debido a su proximidad a la especie lupina, solamente tolera órdenes de sus dueños, no aceptando cualquier enseñamiento de otra persona.

Tipo de Pelo:
Ancho, resistente, un poco hosco al tacto, liso, impermeable, bien asentado en casi todo el cuerpo y abundante, con una tonalidad ligeramente baza. Es predominantemente corto, normalmente aún más corto y espeso en la cabeza y en las orejas, donde es más fino y suave. Es espeso y largo en la cola, dándole más anchura en la parte media y en las nalgas, particularmente peludas. No tiene pelambre. El color más común es el lobero en sus tonalidades claro, común y oscuro, predominando la última.
En casos excepcionales, se puede encontrar en el mismo perro tres variedades en regiones diferentes: el lobero oscuro en la cabeza, dorso y hombros; el lobero común el tórax, la grupa y muslos; y el lobero claro en el vientre, tercios y bragadas. El color favorito es el “color de monte”, como le llaman los autóctonos, considerada por los creadores de las regiones castrenses como característica étnica: pelaje compuesto, aloberado, pardusca, con cambiantes más o menos cargadas en el negro, mezclándose, en el todo o en parte, con pelos marrones, color de piñón o rojeados, color de caoba.

Observaciones:
Reconociendo la superior vulnerabilidad de algunos de los elementos del rebaño que defiende, se coloca junto a ellos y los defiende con valentía y un extraordinario instinto de propiedad; lo mismo pasa con los restantes bienes de su dueño. Además de su trabajo como protector del ganado contra lobos y otros predadores, ahora también es utilizado como perro de guardia y en el trabajo de la policía. Necesita de un ejercicio considerable y su pelo no exige cualquier tratamiento en particular, sino un cepillado mínimo que puede mejorar su apariencia.