Sloughi (Lebrel Árabe)

Historia:
El origen de este Lebrel árabe hay que buscarlo, sin duda, en el Antiguo Egipto, en el que encontramos bajorrelieves de estos animales datados en el 1.500 a.C. La expansión de esta raza por todo el Magreb es obra de los nómadas beduinos de estas tierras, que lo adoptaron como perro de caza y de guarda. Es muy normal ver la silueta recortada de un sloughi en lo alto de una tienda beduina. Como cazador era muy apreciado por su velocidad, resistencia y equilibrio, ya que la técnica de caza se basaba en llevar el perro en la grupa del caballo, del que saltaba cuando estaba cerca de la presa y entonces la perseguía.

Descripción:
El Sloughi, como todos los lebreles y galgos, tiene una silueta ágil pero potente. La cabeza no es excesivamente grande, el morro es alargado y el cuello es largo. Las orejas, no muy grandes, son colgantes. Una característica diferenciadora de esta raza es un reborde negro alrededor de los ojos en forma de gafas. El pelaje, de color crema o leonado uniforme, es muy corto. La cola, en forma de sable es considerablemente larga.

Temperamento:
Es un perro orgulloso, independiente y muy inteligente. Mantiene una relación muy estrecha con su amo. Con los niños es paciente, siendo algo tímido con los extraños. Muy buen guardián, se hace respetar. Es un perro bastante silencioso y solamente ladra con un motivo poderoso. Con una buena educación llega a ser un perro obediente y muy bien adaptado a la familia.

Cuidados:
Como todos los perros corredores, necesita mucho ejercicio, por lo que es necesaria una gran superficie donde correr, así como paseos muy frecuentes. Su pelo, extremadamente corto, así como su origen Africano, hacen que soporte muy mal el frío, por lo que solamente es apto para zonas cálidas. Aparte de estos dos condicionantes básicos, esta raza no precisa de cuidados excesivos.